Es el lugar en el que Ana se refugiaba y confesaba sus temores y sueños a Fermín de Pas. Es una catedral gótica, comenzó su construcción en el siglo XIII y se prolongó durante tres siglos. Contiene partes prerrománicas (Cámara Santa), románicas (bóveda y el apostolado de la Cámara Santa), renacentista (remate de la Torre) y barroca (Girola y capillas, entre ellas la del Rey Castro).

Era la zona de paseo de verano de la ciudad ficticia de Vetusta; nuestra protagonista, la Regenta, paseaba con su sombrilla por este elegante parque y allí se encontraba con las figuras más notables de la época: el Magistrado de la Catedral, Álvaro Mesía –su amante–, los amigos de su marido y las clases altas y burguesas de la ciudad, entre las que tanta envidia y celos despertaba.

La plaza del Fontán debe su nombre a una antigua fuente, aunque en la novela aparece nombrada como plaza del Pan. Allí estaba el teatro que Ana Ozores frecuentaba con sus amistades. En esa sala presenció una representación del Don Juan Tenorio de Zorilla que resquebrajó su precario equilibrio emocional.

La calle Cimadevilla, llamada en la obra La Encimada, es el barrio de los más acomodados de la ciudad. Nos encontramos en la plaza Nueva, como la llamaba Clarín. Aquí se ubicaba “La Rinconada”, el Caserón de los Ozores (una de las familias más antiguas de Vetusta), propiedad del esposo de la Regenta, Don Victor Quintanar.